No malinterpretemos. No todos las historietas son felices. Pero hay que son en particular muy, muy tristes. Caso concreto, Special Exits de Joyce Farmer, artistas de la época undeground que entregó este cómic en el 2010. Es un libro pesado por su contenido y que muy probablemente tendrá en lágrimas al lector en la página final. Es un libro agridulce, pero brillante.
Special Exits es un recuento de un momento en la vida de la autora: La muerte de su padre y madrastra. Desde un punto de vista omnisciente, donde el narrador puede ver todo lo que sucede, se ve la relación de ella con dos miembros de su familia que poco a poco van perdiendo las capacidades motoras, psicológicas y finalmente la vida. No hay más. Aquí no hay superhéroes ni cosas radioactivas ni personajes de caricatura. Estamos ante un recuento real y crudo de lo que pasa. Es un realismo que nos describe la incontinencia de un anciano y cómo la casa en la que vive se vuelve un chiquero pues él no es capaz de realizar la limpieza por sí mismo.
También es maravilloso y horrible el ritmo logrado por la historia. Su lentitud evoca totalmente la vida real, ese sentir tan angustiante en los meses los cuales sabes ya no hay vuelta atrás y la muerte es la única salida real. Dentro de la historia podemos ver los daños de los ancianos, las crisis emocionales de la autora y los pensamientos más llanos y comunes de la gente. Farmer no escatima en nada al retratar los últimos días de su padre y madrastra.
El universo de la obra es el nuestro: real, acrio y depresivo. No podemos escapar de él ni negarlo. Es un reflejo de la vena del cómic que refleja la serieda y depresión de la vida misma. Es un revival del cómic underground americano de Crumb y Pekar en donde encontrábamos problemáticas más reales y no fantasiosas. Aquí el problema es comprar pan o la falta de dinero, no tener que detener a un amo del magnetismo o un pelón que usa pijamas para causar crímenes.
¿La tristeza? Que es real.Oh, dios. Que es tan real. Aquí ésa es la tristeza de Farmer; la realidad de perder un ser querido. No siento ello necesite explicación. Lo funesto son estas palabras: Es real.
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