El escritor de Y: the last man se lanzó a una rama del cómic poco conocida y algo controversial después de terminar su obra maestra sobre un virus que mata a todos los hombres en la tierra. Esta rama era la política. Así es, Vaughan escribió sobre política en un cómic. Algo pocas, pocas veces visto. La historia se centra en Mitchell Hundred el único superhéroe en un universo alterno. Sin embargo, Vaughan no se concentra en sus actos heroicos sino en su nueva vida: la de alcade de Nueva York. Gracias a que Hundred, conocido como The Great Machine, salvó en su momento una de las torre gemelas durante los conocidos atentados del 9/11, punto que será fundamental en la historia, consiguió la suficiente popularidad y respeto para poder ser electo a la alcaldía de la ciudad más famosa y sobrevalorada del mundo.
De ahí parte nuestra historia: del mandato de Hundred. La historia posee una pesada carga política y si bien irá poco a poco desvelando la naturaleza de los poderes de Hundred, ser capaz de hablar con las máquinas, y su verdadero origen, el mundo legal, político y cotidiano tomará más fuerza. Muchos de los problemas serán resueltos por Mitchell Hundred y no su alter-ego The Great Machine. Vaughan pone en juego la pregunta sobre la realidad de los actos heroicos de los superhéroes y cuál es el efecto de un vigilante nocturno contra las grandes fuerzas del mundo que tienen, por medios de recursos y logísticos, un alcance mucho más largo. Después de todo, no todos los superhéroes son Batman o Superman.
Al paso de los diez tomos que dura la historia veremos que gana profundida y más personajes además de revelar intrigar políticas, luchas por derechos controversiales y la aparición de villanos pero también algo más que se va alzando poco a poco mientras más se acerca el fin de la historia: La realidad. Ex machina es agrio y cimentado al suelo. La moraleja será pesada y no acabará en un final donde todos quedarán felices y disfrutarán el resto de su vida. La obra es una crítica y reflexión en varios niveles y si bien posee cierto grado de humor no nos dejará olvidar su propósito principal.
Si bien la historia puede ser una lectura pesada por su pesado contenido político, es una obra que posee una gran calidad. Es divergente de otras obras del mismo autor pero también vale mucho la pena. Si tienen que leer a un pelón guionista de cómics, lean a Vaughan. No al otro. Por lo pronto, el que redacta esto ya se encuentra disfrutando Saga, la nueva obra del autor (it´s delicious).
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