Los años veinte. Fue la Era del Jazz, los Roaring Twenties,
una época de bonanza para todos, de emprendimiento, de grandes hazañas. Fue
también la era en la que el gobierno de Estados Unidos aprobó la Volstead Act,
convirtiendo en ilegal la producción, venta y transporte de “licores
intoxicantes”. Lejos de asegurar que los años veinte fueran también la era de
la templanza y la salud nació la era de la Prohibición, una era marcada por un
notable aumento en el crimen y la violencia. ¿Quién iba a pensar que el
prohibir algo tan popular iba a causar tanto revuelo?
El contrabando de alcohol se convirtió en el eje del mundo
criminal y en una mina de oro para quien sabía aprovecharlo. Desde ser un
simple bootlegger hasta tener un speakeasy, pasando por producir tu
propio moonshine o dirigir toda una
red de contrabando, la Prohibición ofrecía una infinidad de carreras en las que
uno podía crecer y triunfar o terminar durmiendo con los peces o comido por los
cerdos. Y es así que nacieron las leyendas, aquellos cuyas hazañas criminales
resuenan hasta nuestros días y siguen llenando las páginas de nuestros libros y
las pantallas de nuestros cines. Pero no estoy hablando de figuras famosas como
Al Capone o Johnny Torrio; estoy hablando de leyendas como Mitzy May, Viktor
Vasko, Ivy Pepper , Freckle y Rocky Rickaby. Las leyendas del Lackadaisy
Speakeasy.
Inserto en una época y lugar real, el St. Louis de los años
veinte, Lackadaisy se nutre y al mismo tiempo crea un universo muy rico en
personajes, situaciones, lugares; un universo que nos invita a explorarlo y
descubrirlo a través de cada una de las páginas que Tracy J. Butler, la autora,
dibuja con tal detalle que parecen ser fotografías sepia de la época.
Lackadaisy cuenta la historia del modesto speakeasy, un
local dedicado a la venta ilegal de alcohol en tiempos de la Prohibición, que
ha caído en desgracia y vive del recuerdo de sus tiempos de gloria. Pero aun
así, hay quienes quieren ver al Lackadaisy una vez más resplandeciente y repleto
de gente, de jazz y de licor.
Pero no se dejen engañar por las apariencias (porque son
gatos y si les gustan los gatos pues los personajes se les van a hacer bonitos
y si no les gustan como quiera les van a agarrar cariño), pues en esta historia
no hay héroes y puede ser fácil borrar la línea que separa a los protagonistas
de los villanos. Esta es una historia de criminales, de contrabando, de
balaceras con tommy guns, de camionetas en llamas y de cuerpos destazados a los
que se comen los cerdos. Lo que si es seguro es que todo eso lo van a
disfrutar.
Desde el 2006 Tracy J. Butler nos sorprende este webcomic.
Puede llegar a ser molesta la espera, pues solamente actualiza un par de veces
al mes, pero todo se disculpa al ver la calidad y el detalle que tiene cada una
de las páginas que conforman este cómic. Como ya lo mencioné, cada una está
creada de manera que asemeja a una fotografía vieja, en tonos sepia, cuidando
siempre que la iluminación sea la correcta y que se pueda sentir la vibra y el
ambiente de los lejanos y maravillosos años veinte.
Si están interesados en leer este cómic dense una vuelta por ahí y
comiencen a leerlo. Se engancharán rápidamente, no miento, y se enamorarán de
uno o dos de los personajes, o bueno, de todos en realidad porque cada uno
tiene su encanto. Lo importante aquí es que vayan y se pongan a leer
Lackadaisy. Prepárense para clavarse.
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