Tuve la fortuna de nacer en un hogar donde se fomentaba la lectura,
mis padres siempre procuraron que sus hijos tuviesen libros a la
mano, libros de todo tipo, de cuentos infantiles y no tanto,
enciclopedias, revistas y demás. Los fines de semana, cuando querían
darse un descanso, me llevaban a la sección infantil de la
biblioteca pública en donde devoraba, más que nada, las
historietas. Parece ser que ya desde entonces era un pakito (nerd
mexicano). Pero en la biblioteca principal de Chihuahua eran
inteligentes y le metían a los niños el conocimiento sin darse
cuenta. Se hacían juegos, actividades o simplemente cuidaban que los
libros que ponían a nuestra disposición fuesen de calidad ejemplar.
Ahí conocí Proteo Fuerza 10, las aventuras de un fantástico
androide metamorfo, quien en sus peripecias a través del universo y
del microcosmos, me enseñó más de ciencia y de historia natural que
lo que pudieron enseñarme después en una interminable sucesión de
escuelas publicas. Ahí, un día en que algún gandalla me ganó el
tomo de Proteo que deseaba leer, cogí como no queriendo un libro de
Astérix el galo. Los dibujos de la portada eran bastante sugerentes
y al abrirlo me encontré con una relación de personajes. De
inmediato me atrapó y no lo pude dejar. Hoy, veinte años después,
cada que encuentro un tomo de sus aventuras en algún café o
tiendecilla, lo abro automáticamente y comienzo a leer.
Estamos
en el año 50 antes de Jesucristo. Toda la Galia está ocupada por
los romanos… ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles
galos resiste todavía y siempre al invasor...
Como se puede adivinar, el comic trata sobre las aventuras de
Astérix, un galo pequeño y narizón, cuyo ingenio y valentía lo
meten en innumerables problemas así como lo sacan de ellos. La aldea
de Astérix está rodeada de campamentos romanos, aparentemente más
por una medida de contención que de represalia, y es que Panoramix,
el druida de la aldea, posee el secreto de una poción mágica que
dota a quien la bebe de fuerza descomunal e invencibilidad. Los
romanos no tienen oportunidad cada vez que estos galos se organizan y
les tunden entre gritos de “¡el de la derecha es el mio!”, o
“¡no empujen, no empujen, hay romanos para todos!”.
A Astérix le acompaña su mejor amigo, Obélix, un hombretón
grande y gordo, tallador de menhires * de la aldea, y además,
repartidor de estos a domicilio. Obélix posee los efectos de la
poción mágica de forma permanente, ya que de niño se cayó en la
marmita donde Panoramix la guardaba, y además, se la bebió toda.
Posee un pequeño perrito llamado Ideafix, el cual los ha sacado de
más de un apuro y es simplemente la adoración de su dueño. Si
Astérix es todo valentía y astucia, Obélix es puro corazón y
fuerza bruta. Juntos conocen egipto, las pirámides y a Cleopatra,
Platican con el mismo cesar, visitan América, Inglaterra, pelean con
piratas y vikingos y hasta son coronados en los juegos olímpicos.
Creados por René Goscinny (guion) y Albert Uderzo (dibujo)**, y
aparecidos por primera vez el 29 de octubre de 1959 en la revista
"Pilote", Astérix y Obélix fueron un éxito instantáneo.
Pronto dejaron el formato álbum de revista europeo, que juntaba
diferentes historietas de diferentes autores en un mismo cómic (como
Heavy Metal o El Gallito) y comenzaron a publicar sus aventuras de
manera independiente. Han sido traducidos, junto con Tín-Tín, a
prácticamente todos los idiomas que cuenten con lectores (existen
incluso ediciones en esperanto), son símbolo de la cultura francesa
y han tenido múltiples adaptaciones fílmicas, con Gerard Depardieu
como Obélix. En los videojuegos no han tenido mucha suerte, y aunque
desde los tiempos de Atari han sacado un titulo en cada consola
habida y por haber, casi siempre han resultado juegos de plataforma
mediocres y sin importancia.
¿Cual es el éxito de Astérix? La comicidad de Goscinny es
simplemente legendaria, sus juegos de palabras y su constante
coqueteo con el anacronismo y los tópicos nacionales europeos han
logrado que medio mundo lo celebre. Personajes exagerados, sensibles,
inteligentes, ingleses que beben agua hervida, pues en el 50 a.c. aun
no se descubre el té. Godos militarizados al estilo de los prusianos
del siglo XIX de nombres impronunciables, españoles muy majos,
griegos ruidosos y con muchos parientes, italianos ardientes o
corruptos, ningún país se salva. Goscinny demostró que el mundo
podía reírse de si mismo. Por otro lado el talento de Uderzo para
el gag visual es insuperable, las viñetas sin texto son hilarante
por sí mismas y el diseño de los personajes, tan europeo, es
maravilloso. En fin, que Astérix conjuntaba humor para chicos y
grandes, humor sano, blanco, culto y desternillante.
Goscinny murió en 1977 y esto detuvo un tiempo la
publicación de más aventuras de los galos y sus amigos. Uderzo
retomó después y por demanda popular, dibujo y escribió más tomos
para los insaciables admiradores. Confieso que no he leído casi
ningún tomo editado después de la muerte de Goscinny. Uderzo, a
fuerza de convivir e ilustrar tantos años sus guiones, le aprendió
algunos trucos, pero no posee la genialidad del fallecido. Recién
me he enterado que Uderzo acaba de pasar la estafeta y que Jean-Yves
Ferri se encargará de los guiones y los hermanos Frédéric y
Thierry Mébarki serán los dibujantes. Así que tenemos Astérix
para rato, aunque la calidad ya no sea la misma. Pero eso muchas
veces a los fanáticos poco nos importa.
**Hay que mencionar que fueron creadores de más historietas, tanto independientemente como en conjunto. Oumpah-Pah, por ejemplo.
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