Aviso: En Desde el globo no reprobamos o apoyamos ninguna religión.
Los comentarios de este articulo son responsabilidad de Raúl Aníbal
Sánchez, quien, a su vez, piensa que todas sus opiniones aquí
vertidas son de índole social. También está en contra de cualquier
fundamentalismo de cualquier tipo.
Estoy a las afueras de una estación del metro con mi novia y una
amiga, esperamos a otra amiga para irnos. Los lunes emitimos un
programa de radio por INTERNET, donde hablamos de literatura, cine,
cómics y otras cosillas. Una mujer menuda, como de cincuenta años, pasa y nos mira de arriba a abajo, de su bolso saca tres
cuadernillos. ¿Les puedo regalar un folleto? dice y nosotros
automáticamente extendemos la mano. La tercera parte de la portada
tiene una silueta oscura de un hombre iluminado por rayos de luz que
surgen de todo el recuadro, atravesado por un signo de interrogación.
El resto es completamente negra, con letras blancas que preguntan
¿Quién es él? Mi memoria se activa rápidamente, sé ahora lo que
tengo entre manos. Son historietas del mismo formato, que durante
años han rondado en iglesías y templos. Abro ¿Quién es él?
y me encuentro la siguiente imagen:
No se que me desagrada más, si el racismo del la imagen del negro
que parece Ray Charles, la del asiático alcoholizado o el musulmán
con rostro de ayatola Jomeini. Sí, Chick Publications, me acuerdo de
ustedes, los recuerdo muy bien. Cada octubre cientos de historietas
similares comienzan a circular de mano en mano, la gran mayoría de
sus heraldos son mujeres similares a la descrita. Historietas que nos
advierten del halloween y nos dicen que por celebrarlo iremos al
infierno, adolescentes despreocupados que mueren tras beber unos
tragos y reciben la condenación eterna, homosexuales que “atentan
contra la naturaleza” y en los últimos recuadros aparecen
compartiendo castigo junto a un sacerdote católico y algún que otro
avezado lector de Harry Potter.
¿Pero qué es Chick Publications? ¿Qué son los tratados
Chick? ¿De dónde sale ésta gente, que, subterraneamente, se
encuentra en todos lados desde 1970, anunciando un dios rencoroso y
terrible? Nadie conoce realmente a Jack Thomas Chick, sin embargo,
los datos de su biografía son bastante claros. Fue hijo de un
artista comercial y comenzó su carrera de una manera un tanto
extraña. Estudió actuación de joven y era especialmente renuente a
confraternizar con compañeros cristianos. Heredó el talento
natural de su padre para el dibujo y comenzó su actividad
profesional en la AstroScience corporation, una institución
dedicada a producir material didáctico para la difusión de los
avances científicos. Como se ve, nada de esto parece la historía de
un fundamentalista cristiano. Fue entonces cuando conoció a Lola
Lynn Priddle, una mujer profundamente religiosa, a la que tiempo
después él describiría como “el instrumento de su salvación”.
Con la influencia de su mujer y la lectura de un libro de Charles
Finney, un famoso restauracionista y abolicionista del siglo XIX su
conversión fue total. Abandonó su trabajo de divulgador científico
y creó su primer tratado: ¿Por qué no hay avivamiento? ( Why No
Revival?). Jack había escuchado
que en la década del 50 el Partido Comunista Chino había ganado
muchos adeptos e influencia entre la población gracias a historietas
de bajo costo que repartía entre las bases sociales y la población
cercana, sin embargo, ninguna iglesía o institución bautista quiso
publicar su tratado. Jack consiguió un pequeño préstamo y así fue
como fundó su casa editorial.
Hasta aquí todo bien. No encuentro
nada más loable que promulgar el evangelio, a fin de cuentas, un
mensaje de amor que hermana a los pueblos. Charles Finney fue un
importante precursor de la liberación de los esclavos en Estados
Unidos, y sus ideas religiosas, aunque atacaban a la masonería como
centro de poder económico y político, fueron piedras fundacionales
del protestantismo liberal, en la mejor tradición norteamericana de
trabajo e igualdad. Pero un día, Jack Thomas Chick conoció a
Alberto Rivera, y todo cambió.
La radicalización de Chick y de
gran parte del protestantismo norteamericano tiene mucho que ver con
este oscuro personaje. Alberto Rivera fue un hombre que, como su
nombre lo indica, era de origen español, más exactamente nacido en
las Canarias. Rivera fue, en su momento, un terrible estafador y un
vividor, perseguido por la justicia en España y Estados unidos, del
que se tienen registrados muchos fraudes. Fue encarcelado y poco
después internado en un manicomio. Al salir se encontró descastado
y odiado y de pronto tuvo una revelación: se convirtió al
protestantismo.
Pero su conversión no fue ni mucho menos algo
sencillo y natural, Rivera inventó, para tal fin, una historia
maravillosa de poder y traición de la que él era el único testigo
que había escapado para contarlo. Rivera una y otra vez contó
(siempre con variaciones de fecha y lugar) la historia de como había
estudiado en un seminario en España, se había ordenado sacerdote en
la Compañía de Jesús y, en el colmo del cinismo, clamaba incluso
haber llegado hasta el grado de obispo (además de tres falsos
doctorados). Pero Alberto Rivera, el sagaz, descubrió para nosotros
la horrible conspiración que ahí se ocultaba, conspiración que año
con año crecía, crecía y se modificaba. Hagamos un resumen sucinto
de las terribles verdades descubiertas por tan probo personaje: que
el islam y la masonería fueron inventados por la iglesia romana, que
la Iglesía y en especial los jesuitas fueron causantes de la Primera
y la Segunda guerra Mundial, que la Iglesía fundó el comunismo y el
nazismo con el único objeto de acabar con los judíos, que los
sacerdotes católicos saben conscientemente que sirven a Satanás y
que la eucaristía es la llave de la condenación, que el Vaticano
intentaba matarlo, que mató a Abraham Lincoln y a Kennedy (un
católico), que la iglesia desea esparcir el aborto y la
homosexualidad (en eso fingen bastante bien) y, como no, que los
jesuitas fueron las mentes maestras detras de la inquisicion en la
edad medía (aunque la Compañía de Jesús fue fundada en 1540).
Todos sabemos que en Roma no son
precisamente unos angelitos, pero por supuesto, nadie le creyó a
Rivera, nadie excepto un hombre: Jack T. Chick.
A partir de entonces los tratados de
Chick comenzaron a ser más reaccionarios que de costumbre, hoy en
día no hay nada que no denuncien, están contra el luteranismo, el
liberalismo, el socialismo, el fascismo y el comunismo; las demás
religiones del mundo son para Chick inventos de Satán, ni el budismo
se salva en su escala de valores, cualquier cosa fuera de la biblia
merece la extinción. Y no cualquier biblia, sólo la biblía King
James podrá salvarnos.
Los tratados Chick son, tal vez, la
serie de historietas más vendidas de la historia. Se alimentan del
miedo, de lo irracional. Chick vive recluido y nadie lo ha vuelto a
ver desde 1977, sin embargo, aun controla una de las editoriales más
grandes del mundo. Hay quienes dicen que Chick no existe, como hay
quienes dicen que Rivera tampoco existió nunca. El caso es que el 5%
de la población norteamericana cree fielmente en sus ideas contra
toda religión que no sea la evangélica, y una gran parte de la
población restante concuerda en muchos puntos. Ellos están ahí,
esperando el día del Rapto, para ser llevados en vida al cielo y
vernos arder desde arriba. Mientras tanto, siguen viviendo el miedo y
haciendo valer su peso en las elecciones del país más poderoso del
mundo.
No das ni una sola fuente...
ResponderEliminarHola, no es generalmente la dinámica que utilizo, pero si te interesa el tema aquí hay algunas fuentes de las que utilicé, además de mi propia experiencia.
ResponderEliminarhttp://www.defiendetufe.org/evangelicos_alberto_rivera_y_tratados_chick.htm
http://www.chick.com/es
http://www.chickcomics.com/
http://www.luxdomini.com/chick.htm
http://www.catholic.com/library/sr_chick_tracts_p1.asp
http://findarticles.com/p/articles/mi_qn4159/is_20030706/ai_n12744201
http://www.rotten.com/library/bio/religion/jack-chick/
http://www.protestantedigital.com/new/primeraplana.php?5931