Serie de la tristeza, Blue de Pat Grant

La vida sigue aunque uno no quiera y, de la misma manera, Desde el globo debe seguir sin importar lo demás. Tal vez lo correcto comenzar con un artista en el cual se nota totalmente la influencia de autores que analizaré en la serie de la tristeza así que me parece conveniente analizarlo en ella. Con ustedes, Blue de Pat Grant.


Como todo buen cerdo capitalista, me encontraba en mi tienda de cómics reflexionando en que gastaría mi maligno dinero. Entre los anaqueles de la tienda de cómics llamó mi atención una portada llena de olas y con gruesas letras en el lado se leía Blue. Recordé la gráfica japonesa de Hokusai y quedé atrapado. Compré la historieta junto con otras tantas revistas, Animal man y The Swamp Thing junto con algo de Tintín y me preparé a leerlo en cualquier oportunidad que tuviera. La oportunidad fue el mismo día y a estas alturas estoy listo para reseñarlo y explicar cómo entre en nuestra serie de la tristeza.

     La historia de Blue tiene como lugar Australia y se centra en la historia de niñez del protagonista, Christian, y el día donde va a observar los restos de un cadáver encontrado en la vías de un tren. La historia se entrelaza con la historia misma del pueblo donde transcurre, Preston y la lenta erosión del mismo por la llegada de unos extraños seres azules quienes llegan a vivir al mismo. La historieta avanza lentamente desde que el protagonista decide escapar de la escuela con sus amigos y surfear en las playas australianas hasta que llegan a la vía donde un día antes ocurrió el temible accidente. Preston cobra vida en las palabras del autor y los paisajes traicionan el transcurso del tiempo y la acción de la misma industria sobre la pequeña ciudad.
     Es aquí donde la obra de Pat Grant se adentra en la tristeza de un modo muy particular. Blue, Azul en inglés, responde no sólo a la mortífera Australia, donde las arañas comen perros, y el conocido surfismo sino al azul sentimental; al azul que tiñe nuestros frecuentes recuerdos. Además de ser el color de los extraños que llegan a invadir el pueblo, símbolo de los foráneos y el racismo, Grant toma a las olas como una sensación que evoca el recuerdo y la tristeza que los conlleva al saber que todo lo existente ya es diferente. Estamos ante el famoso recurso de Proust: los recuerdos como construcción de una realidad ya ida y que solo puede ser rescatada por medio de los mismos; del mismo modo, la fuerza de los mismos.

     La historia, en lo que cuenta y en su forma de composición, se nota como un fanático y seguidor del mi odiado Chris Ware y el canadiense Seth. Fue por ello que elegí añadirla a la Serie de la tristeza además de su transparente tema de los recuerdos. Claro, si bien encontramos un vaho de tristeza y reflexión no está en la misma cantidad y frustración que en otras obras de la misma índole. El cómic en sí no es deprimente sino que es un recuerdo el cual podemos tomar de muchas maneras; una de ellas es la tristeza aunque no es consumida por ella en última instancia. Tampoco puedo definir en este punto si Grant es un one-trick pony pues es la única obra suya que conozco. Sin embargo, su obra es una muestra de el gran número de obras de recuerdos que siguen directamente a Ware y otros que también se especializan en retratar la tristeza. Ésta es solo una muestra de lo que vendrá y una reseña que ha entonado muy bien con la Serie de la Tristeza. La memoria es una fuente azul; de olas, Australia y un cadáver muerto hecho pedazos por un tren.

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