5.12.11

Nota al pie de pagina a una viñeta de The Watchmen




Sucede con muchas cosas de todo tipo, que las partes que las componen no son tan buenas como el todo del que forman parte. Nadie a quien le gusten las manzanas dudará de que es un fruto delicioso, pero un pay de manzana bien elaborado es con mucho algo más delicioso, y a veces, hasta más bello, todo depende de la mano que lo crea. A veces sin embargo, la operación es la contraria en apariencia: si bien la vaca es un ser noble, de una belleza clásica podríamos decir (no en vano Homero comparaba la dulce mirada de Helena con la del bovino), sucede que el bife supurante de grasa en la mesa conmueve más nuestros anhelos. Digo que esto es sólo en apariencia, ya que para el caso, por operación del arte y del hombre, es la vaca la que resulta parte del bife, y no a la inversa. Antes de que vegetarianos y naturistas pasen indignados la pagina tengo que indicar que yo no apoyo la bovinofagia, no más allá de como apoyo la elaboración de pays y la lectura de Homero. Son meros ejemplos sobre algo especifico: que el que algo forme parte de algo no lo hace necesariamente igual de bueno, noble o complejo, que ese algo en su complejidad. Tenemos por ejemplo que el sistema tripartito de poderes es un sistema maravilloso, de una complejidad hermosa, creado hace más de dos mil años por los romanos y que tiene ecos de algo religioso e inaprensible, algo que seduce y nos hace creer que funciona (como a veces ha demostrado que lo hace). Sin embargo, tenemos que el presidente, los senadores y los jueces, no son hermosos, ni maravillosos, y ciertamente muy poco complejos. Yo diría que son más bien simples.

Qué podríamos decir de Watchmen, de Alan Moore y Dave Gibbons. Sabemos que revolucionaron la manera de contar las cosas, basta recordar esas viñetas finales empalmándose en la conciencia con las viñetas iniciales de otro momento narrativo, demostrándonos que el universo posee desconocidos hilos conectores y que la forma de un objeto revela la historia de otro objeto separado por el tiempo o el espacio, un acercamiento gráfico a la milésima parte de la mente del Dr Manhattan. Ni qué decir de su fino humor político y su capacidad de denuncia; si The Comedian parece el fundador del actual Tea Party, Roscharch es la parodia perfecta de un personaje de Frank Miller: un sociópata enajenado que va por el mundo haciendo justicia por su propia mano debido a razonamientos morales ambiguos y contradictorios.

Tal vez el mayor acierto de Watchmen, más allá de la bien contada historia y el clima de inminencia que impera a lo largo de la obra, lo verdaderamente novedoso es su realismo. Por eso la película de Snyder dejó a muchos con una sensación de desagrado: había arrancado de Watchmen mediante explosiones sin fin y paneos en cámara hiperlenta lo que más le caracterizaba. More y Gibbons (siguiendo tal vez la memoria del Spirit de Will Eisner) introdujeron la realidad en un mundo para el que la realidad era imposible, la historieta de superhéroes, por cuestiones de su origen y características, no podía soportar la realidad. Y el tema de Watchmen es ese, no el fin del mundo, no la parálisis política de la guerra fría y el virulento conservadurismo norteamericano, sino el peso de la herencia paterna, el ridículo de andar en mallas y anitfáz por la vida aun en plena década del ochenta o la incapacidad de lograr una erección. El tema es pues lo que la gente hace mientras la guerra fría, mientras se acaba el mundo, y en su mayor acierto radica su mayor debilidad.

Vemos de pronto que hasta el Dr Manhattan no sabe reaccionar adecuadamente a la presión, la falta de comprensión de la moralidad de sus acciones y su contacto con el entramado del cosmos no eliminan su angustia humana, su instinto de soledad. Cuando menos puedo asegurar que el pesimismo que demuestra constantemente es muy humano. Tal vez por eso, desde la primera vez que leí Watchmen hace muchos años sentí que el final de la saga era una estafa, un final improvisado encaminado a cerrar un circulo más allá de demostrar un idea por caminos narrativos que tal vez hubiesen sido demasiado sinuosos. El final, pues, es inferior al todo del que forma parte. Y es que Ozymandias, se encuentra más alejado de nosotros que la entidad cósmica de Manhattan; sus motivos para traer el Apocalisis, y los métodos empelados para ello (¿de verdad era necesario traen un monstruo tentaculoso de otra dimensión para lograrlo?), no soportan el más mínimo escrutinio. Sabemos que no es un final sacado de la manga, desde el sexto numero se va preparando la conflagración a la que conduce (aunque su aparición de ahí en adelante si es repentina). Es decir, no es este un defecto de la premura, sino de origen, como si al pay de manzana le descubriésemos un pedazo de fruta en mal estado.

A pesar del semidiós presente a lo largo de la obra, la narración ha insistido en que la psicología de los personajes discurra cercana a la del hombre real, sus acciones se equilibran en su pasado, en el deseo, en el temor del futuro. Una labor titanica para un mundo de enmascarados y sin embargo bien lograda. Pero Ozymandias aparece de pronto con razonamientos más cercanos al Lex Luthor de la época dorada que al de un genio, un millonario o un hombre de la calle. No hay manera de tomárselo en serio debido a la distancia que maneja, y si lo hiciéramos descubriríamos que es el más peligroso de todos los personajes. Si The Comedian es deliberadamente amoral es porque conoce la moral humana, si para el Dr Manhattan somos un montón de átomos que por casualidad conforman células que a su vez por casualidad conforman seres pensantes, mejor para nosotros, así nos dejará en paz porque no representamos nada para él. Para Ozymandías, desde su torre, el contingente humano es una granja de hormigas, un rebaño de vacas al que hay que electrocutar de vez en cuando, por su propio bien. Una representación demasiado arquetipica del mal, un cómic de superhéroes que termina transformándose en un cómic de superhéroes. Todo eso sin contar lo rápido que los protagonistas se convencen de seguir el plan de Veidt y como se apresuran a hacer el amor en medio de la escena del crimen más horrendo de la historia desde el holocausto. Afortunadamente, tenemos un pay completo para pasarlo.


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