12.4.12

Todos amamos a Tezuka: MW




Ahora que se ha revelado yo soy el malvado editor, muahaha, de Desde el globo no puedo seguir con la fachada normal de editor-Prismal así que simplemente aceptaré ayer tuve un día de lo más estresante donde mis deberes escolares y el trabajo se juntaron para hacerme polvo. Pero no teman, les dejo un ensayo hecho hace tiempo de MW obra de Osamu Tezuka para una revista de cómics que nunca volvió a buscarme así que me imagino rechazaron el trabajo. Bueno, fuck ´em. MW de nuestro amado Tezuka en Desde el globo.




MW , la gradación de la maldad.
Cuando uno se refiere a Ozamu Tezuka siempre tiene en mente obras de temática algo infantil y dibujo no realista sino caricaturesco. Sin embargo, cuando uno lee  sus mangas se encuentra con cosas inesperadas: su mundo no es tan cándido como parece ser. Sobre todo si nos alejamos de sus conocidos Astroboy, La princesa Caballero, y Kimba. Existen en Astroboy ciertos elementos oscuros y violentos pero nada parecido a cierto nicho oscuro de la prólifica carrera del japonés. Entre todos ellos resalta la que es su obra más violenta y negra: MW.



     Influido por el movimiento del manga  alternativo, los llamados gekiga, la producción de Ozamu Tezuka comenzó a tocar temas más escabrosos y controversiales.  Obras como Ayako, Adolf y otras se volvieron decididamente oscuras. Los personajes en madurez y los villanos cruzaban extremos antes inesperados.  El asesinato, la intriga política y las violaciones se volvieron algo nominal y cotidiano. Sin embargo, fue MW cuando el autor rompió toda regla y decidió crear un monstruo sin paralelo.
      Serializada en el periodo 1976-1978, MW nos entrega a Michiou Yuki, el villano más sanguinario y psicópata del dios del manga. Yuki es asesino, misántropo, manipulador, sádico y proclive a los accesos de locura. Aun más, una total novedad para el género en ese tiempo, sostenía relaciones homosexuales con otro protagonista de la obra; el padre Garai. Tan único es Yuki en su personalidad que Tezuka jamás lo volvería a usar en su Star System —Sistema por el cual el autor reutilizaba diversos personajes en distintas historias. Astroboy era el protagonista de su serie pero podía aparecer como personaje secundario en otro trabajo del mismo creador sin que éste tuviera consciencia de su existencia en otras historias—. La historia se anticipa, del mismo modo, única al no utilizar personajes de sus otros trabajos y utilizar diseños totalmente nuevos. El único que regresaría aquí sería el famoso detective Shunsaku ban y le esperaría un destino peor que la muerte.

     La historia comienza de manera muy sencilla. Michiou es un funcionario en un banco donde es admirado por todos ya que posee una gran belleza además de ser disciplinado en su trabajo. Sin embargo, posee una doble vida de secuestrador. En solo el primer capítulo somos testigos del asesinato de un par de niños además del sadismo de Yuki y su relación homosexual con el padre Garai. El padre se siente culpable al no poder denunciar los crímenes de Yuki pues está atado por sus votos, no puede hablar de lo confiado por ser una confesión. El capítulo termina con los dos teniendo relaciones sexuales.
     Hasta aquí podríamos considerar a MW como cualquier thriller policíaco y confinarlo a la larga pila de estos trabajos, que existen muchos del género detectivesco en el cómic,  mas estaríamos equivocados. La historia crece y tiene múltiples ramas que se propagan a través de multitud de ámbitos, mostrándonos una cara diferente de la maldad. La contraposición del Padre Garai y Yuki se amplifica y profundiza.
     Al adentrarnos en la lectura, veremos la historia detrás de la relación de los dos protagonistas. Fueron los únicos sobrevivientes de un experimento militar con gas.  Sin embargo, Yuki fue afectado por el gas aunque no murió. Garai nota que el sufre por el contacto con el mismo, siendo su locura y sadismo una efecto secundario de su exposición al gas.

     Detrás del accidente de hace varios años encontramos las diversas ramas de la corrupción: La de los bancos, de las personas, de los políticos, hasta de los mismos gobiernos. La matanza indiscriminada de nuestro villano toma dirección y propósito: está asesinando a los involucrados que se encuentran detrás del accidente del MW, nombre del gas y  la historia. Al lector la cruzada del asesino empieza a tomar si bien no una reinvidicación, sí una extensión del problema. Tezuka nos hace un llamado de atención: La maldad no existe como un solo objeto, no es un cuerpo al cual se le puede pegar o derrotar en un combate mano a mano.
     Por ello es una gradación de la maldad. Yuki es un psicópata, un misántropo pero en el gran plano parece borrarse ante los maquiavélicos tratos de países y políticos cuyas ambiciones no se detienen ante la vida y son capaces de matar miles de personas por un escaño político o por unos cuantos millones. Más tarde Yuki revela sus planes de destruir a toda la humanidad, una respuesta totalmente nihilista e iconoclasta para un mundo donde la maldad multiforme parece engullir al humano quitándole su significado.

     Al avanzar desde el pequeño funcionario hasta el general comandante de una base, Yuki se acerca más y más al gas que destruyó su vida mientras que Garai intenta detenerlo al mismo tiempo que su fe y su confianza en la vida es cuestionada cada vez más fuerte. Dentro del juego también entra un hermano casi idéntico a nuestro villano el cual ofrece su ayuda para detenerlo.  El clímax de la acción será en medio del aire dentro de un avión, con toda la humanidad en juego. Al final Garai encontrará la paz al sacrificarse tirándose al mar junto con la muestra del MW.
     Tezuka termina su historia recordándonos su idea de la maldad al perder a su probable villano, su muerte es incierta, dentro de una masa mucho más grande y pesada: la misma ciudad. El plano se va alejando poco a poco hasta que los edificios dominan con su fría seriedad las viñetas y los humanos ya no parecen formar parte de la historia. La maldad no encuentra un recipiente físico; se pierde entre tanta gradación y distintos niveles de la misma.
     MW es un testimonio de la calidad de Tezuka y  su manejo de la más diversa variedad de temas dentro de su obra. Igual podía luchar a favor de la igualdad con Astroboy  que montar un drama familiar con Ayako. Yuki no aparece en otras obras pero su espeluznante recuerdo atrae una incierta lucha sobre la naturaleza del hombre y los conceptos de bien y mal nominalmente manejados. MW fue publicado por Vertical en inglés y por Planeta de Agostini en Español.

Como pueden ver, el ensayo dista mucho de las reseñas de Desde el globo donde preferimos no contar la historia. Bueno, that´s how i roll motherfucker. Recuerden, nos gustan oír todos sus comentarios.







   

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