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de tercer grado en tu cara
En mis últimas investigaciones por librerías para encontrar cómic, que me he fijado ya privilegian más la historieta y eso me pone muy feliz, encontré una hermosa edición de Adolf de Tezuka de Planeta de Agostini. Sin pensarlo más la compré. Y me quedé sin dinero. No comeré en dos semanas. La gente piensa bromeamos cuando hablamos de un mecenas que nos compre las historietas a reseñar. No bromeamos. Interrumpo el párrafo para llorar.
En lo que puede ser una de sus obras más controversiales, Tezuka toma en Adolf un tema muy delicado: El de la vida de unas de los dictadores más odiados en la historia de toda la humanidad, Adolf Hitler. Ya conocido en miles de películas, series y libros, el dios del manga japonés nos muestra la faceta del hombre desde su muy particular punto de vista.
La historia, sin embargo, no se concentra en Hitler únicamente sino en más personajes. Dos de ellos son un niño alemán y uno judío también llamados Adolf. La historia de los dos nos llevará desde años antes de la segunda guerra mundial pasando por la misma guerra y años después en desiertos y la creación de Israel. Todo esto intercalado con diferentes personajes que saldrán y entrarán en la historia en diversos momentos.
Digo la historia porque todo gira alrededor de unos documentos en los cuales se revela que Hitler es Judío. Sohei Toge, nuestro personaje japonés que hila la mayor parte de la primera historia, se ve envuelto en un entramado de espionaje mundial al viajar a las Olimpiadas Alemanas de 1936 y ver cómo su hermano, un "rojo" que poseía los documentos, es asesinado a manos de la Gestapo. De ahí toma como decisión personal vengar a su hermano haciendo llegar los documentos al público.
La historia posee tantos personajes y conectados de forma tan brillante entre otros que uno no puede evitar hacer la comparación con el Arcoris de la Gravedad. Cada personaje aparece y desaparece apropiadamente en la historia para darle lugar a otro co-protagonista. Adolf se vela para seguir a Toge y viceversa. Comparsado con ello, la construcción de cada uno de los personajes es genial. Sus motivaciones, odios y debilidades se perfila como verdaderas y no controladas por el autor. Me gusta resaltar a Hitler aquí, Tezuka logra hacerlo parecer un humano normal, no un demonio. Lo cual es aun más temible al ver cómo pierde la cordura a momentos. Cosa interesante pues el tamaño de los mismos diálogos resaltan la actitud o sentimiento del personaje. El dictador alemán logra dominar toda la obra a pesar de no ser tan fundamental, desde cierto punto de vista, a la historia en ciertos niveles.
Vaya, puedo irme con cada párrafo de las cosas geniales usadas en la historieta. La total absorción de los planos cinematográficos en la misma, algo que el Gekiga aportó al manga; los diálogos que ya quisieran varios escritores contemporáneos; Las alusiones a famosísimas obras de arte; Acetylene Lampe, conocido personaje de Tezuka, en su papel más grande de villano; los chistes que no logran molestar el dramatismo de la historia. Simplemente es un gran trabajo de Tezuka en el que la forma y la historia están sellados con perfección, ninguno se come al otro, están unidos de tal manera que realzan la calidad de la historia.
Aquí se observa una constante en Tezuka: la preocupación por la constante necesidad del humano de discriminarse uno al otro. Por ello hace tanto hincapié en las SS, en el racismo japonés hacia los extranjeros, hacia la gente pobre. Sabe es una problemática que ha existido a lo largo de todos los tiempos y busca sea eliminada. El mismo final nos lo revela. Es la verdadera existencia del mundo: todos somos uno, sin importar color, raza, posición social o credo. Cosa graciosa pues muchas veces se la ha acusado al autor de dibujar a los personajes de color de manera estereotípica. Todo lo contrario a lo que deseaba el Dios del manga.
Adolf es una épica. No sólo por el tamaño de la historia o el costo de las ediciones, oh god, soy tan pobre, sino por el mensaje que busca mandar: va más allá de las fronteras, de las personas y las naciones, está dirigido a toda la humanidad como una gran carta de amor y esperanza para que mejoremos como una unidad. Esto hace aún mejor la historia, un recuento de la barbarie más grande de la humanidad sirve para decirle al humano: oye, podemos y debemos ser mejores. Debemos ser Astroboy. Demonios Tezuka, todos te amamos.
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