5.1.13

Peter Panzerfaust


“Los adultos organizan el mundo en el que los niños
y los piratas juegan. Debemos agradecerles y compadecerlos
por lo demás. Pobres, torpes… atrapados en el
decoro, por la humillación antes las autoridades
y atormentados por los sentimientos
(J. M. Barrie , Peter Pan)
Estoy casi segura de que cuando J. M. Barrie escribió Peter Pan jamás pensó que sería una historia tan famosa ni que serviría de inspiración a tantas obras (como Peter Pank ya reseñado aquí). En esta ocasión vamos a hablar de Peter Panzerfaust, nueva premisa de Image Comics (compañía de la cual no tenemos que decir nada pues su trabajo habla por ella).
Durante la invasión nazi a Francia, varios huérfanos tratan de esconderse entre los escombros cuando una bomba cae y destroza la pared de un edificio. Asustados, se asoman cuales perritos recién nacidos, cuando aparece frente a ellos Peter con una sonrisa confiada y un porte elegante y sensual (¿sensual? ¡Quise decir original! ¡Sí, original!). Se trata de un norteamericano en busca de una mujer llamada Belle, de quien hasta ahora no se sabe qué relación tiene o por qué está ahí, pero es importante para él, pues trae su foto colgando de un relicario que guarda celosamente bajo su camisa). Este típico chico vale madres (admirado por los hombres y amados por las mujeres… ¿amados? ¡perdón! ¡Quise decir odiados!) guiará y cuidará a estos muchachitos y tratará de sacarlos del constante peligro, ya sea “volando” por azoteas de edificios a punto de derrumbarse o desarmando a soldados entrenados y altamente peligrosos. 
Peter es el clásico líder confiado que inyecta la vida de los demás con la esperanza que necesitan, como en el caso del pequeño Gilbert (Tootles para los cuates), nuestro narrador. Definitivamente él no puede recordar a al “chico volador” sin que una sonrisa de nostalgia, tan común en los adultos, le bese el rostro. Y es que Peter es, en todas sus versiones, el ejemplo de la juventud, un chico alegre y despreocupado a quien los adultos incomodan pero no llegan a acallar.
Por otro lado, los chicos siempre se muestran alegres, si acaso un poco desconfiados pero no existe esa atmósfera de soledad y tristeza tan característica de las guerras (o las diversas manifestaciones de éstas), en realidad y para decirlo de forma llana tratan de pasarla lo mejor posible.

Kurtis Wiebe, autor de Green Wake, Intrepids, Grim Leaper entre otros, da un manejo refrescante a la ya conocida historia de Peter y sus niños perdidos. Los trazos de Tyler Jenkins y las tintas de Alex Sollazzo se complementan magníficamente. Con un estilo un tanto caricaturesco, los dibujos no se nos presentan realistas aunque están bien proporcionados y no son nada torpes. Los colores son sepias apagados crean una sensación desoladora pero cálida, perfecta pues es simplemente la historia de las peripecias de un grupo de muchachos alegres que tratan de sobrevivir. Peter Panzerfaust  no quiere mostrarnos lo doloroso de la guerra o que los que más sufren son los niños. El punto es como los jóvenes son jóvenes, piensan como jóvenes y se portan como jóvenes en cualquier situación, aún en las más difíciles.
El manejo de los cuadros es muy rápido, por lo que el pasar de hojas es constante y dado que no hay muchos detalles en los fondos, tampoco es posible detenerse en ellos. Las escenas constantes de acción ayudan a la velocidad del cómic, y sus pocos pero acertados diálogos son la cereza en el pastel que hace de este un cómic veloz e interesante.


Los amantes de las buenas historias de acción quedarán encantados con esta nueva versión, las chicas sonreirán recordando a aquellos chicos de secundaria (preparatoria y a veces universidad) que eran niños y lo siguen siendo. Vale la pena leerse y disfrutarse, para de esta forma dejar de ser un adulto responsable, al menos por un momento.


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