22.12.11

Mafalda y Calvin, verdaderos niños en el cómic


A continuación pongo un extracto de un libro que tengo inédito sobre ensayos de cómics  (Nota del editor: con inédito el pobre diablo se refiere a que se lo han rechazado en todos lados)

Mafalda y Calvin, verdaderos niños en el cómic

Es difícil hablar de un personaje nicho como Mafalda. Es el símbolo de la historieta de su país: ha educado a miles de personas desde el inicio de los más de cuarenta años que lleva en circulación e incluso es un icono de la historieta a nivel hispanoamericano. De los personajes conocidos en historieta en el formato de periódico y seminario, Mafalda es de los pocos personajes en surgir en una plática cotidiana junto con otros personajes como Garfield, Calvin & Hobbes y Charlie Brown. Aún más, ha ayudado en campañas de la ONU. No se puede hablar a la ligera de una obra de la que se ha dicho todo y ha aparecido en todos lados. Sin embargo, su influencia no puede pasarse por alto. Es un hito dentro de la historieta y ha sido gran referente de un gran número de autores; además, sus rasgos todavía pueden encontrarse en historietistas de épocas más modernas, sea parodia, homenaje o influencia.
     Paralelamente, existe otro personaje con la misma historia que Mafalda. Si bien su circulación fue más corta y mucho más reciente, es también resonado en el campo mundial del cómic. Con solo diez años de publicaciones ha logrado colarse con las grandes obras americanas como Charlie Brown, Krazy Kat y Gasoline Alley. Solo con un niño problemático y un tigre de peluche, Calvin & Hobbes, obra de la pluma de Bill Waterson, capturó el corazón del mundo. Todavía hoy es impresa por cientos de periódicos alrededor del mundo a pesar de ya no contar sino con repeticiones de las viejas historietas.
      La razón del éxito de estas dos historietas no es una novedad técnica, ni tampoco un uso de argumentos límite en los cuales se explote las sensibilidades de los lectores o un atractivo diseño de personajes, la razón de su éxito es una muy simple. La tradición del niño, la visión madura de un mundo a través de los ojos de un niño de no más de 10 años.
     A partir de Charlie Brown, el eterno niño deprimente, se forja esta idea del niño adulto o niño super-consciente a través del cual el mundo es discutido o alterado. Mafalda y Calvin & Hobbes no hace sino seguir la tradición,  mas, existen diferencias fundamentales en estas dos visiones a las cuales vale la pena rescatar y analizar. Del arquetipo de niño adulto que es Charlie Brown se forman estos dos cómics. Pero así como el arquetipo no es duplicado con exactitud sino maleable a los ojos del autor, los moldes usados para Mafalda y Calvin son diferentes.



Mafalda
Siempre se privilegia a Mafalda como la niña adulta por excelencia en la historieta en español. Sus proclamas por las democracias y los aprietos en los que pone a su padre con sus preguntas la hacen ser  un prototipo de niño deseado por todos.
     Dibujada por Quino durante los años de 1968 a 1973, Mafalda fue una niña peligrosa desde su comienzo. Trataba temas espinosos como la dictadura o las injusticias a nivel mundial. No era bien vista por sus ataques feroces a ciertos aspectos del gobierno argentino y le causó problema a su autor varias veces. La política siempre es rápida para aplastar a sus detractores.
     Tristemente, la verdadera acidez de la historieta ha quedado perdida pues las ediciones de Mafalda llegadas a los países extranjeros no contienen estas tiras donde los ataques eran menos velados y más directos, también el referente se llegaba a perder. Todavía hoy, las versiones impresas de Mafalda no contienen las tiras ácidas de las que hablamos; por ende, la versión de niña-adulta conocida de Mafalda es ahora una fiera serena; su crítica ya no es la misma. Si se desea, se pueden conseguir las tiras no impresas de Mafalda en un libro dedicado específicamente a ello. Contiene también un contexto histórico para posicionarnos pero el personaje conocido por todos es una Mafalda todavía guerrillera y activista aunque se perdió algo de carácter dentro de ella. Aunque de este modo, la tira pudo volverse universal; al no estar restringida por el tiempo ni la ubicación ni otros aspectos del contexto.

     Este ablandamiento del personaje la llevó a ser comparado con  Charlie Brown, cosa pausible pues los dos vienen de la tradición del niño adulto— si bien Schultz es el referente en cuanto el niño adulto, no es el primero en usar este tipo de personajes.
     En un aspecto donde se puede encontrar un verdadero paralelismo, no obstante entre los dos niños adultos, tiene que ser por supuesto en la existencia no solo de  los protagonistas sino todo un reparto de compañeros y familia. Entre todos estos personajes siempre destacan los niños. Siempre se destaca a los protagonistas sobre los demás pero sus compañeros también presentan un valor a la historieta. En el caso de Mafalda, le dan vida.
      Quino pareció elegir a un niño para cada aspecto de un mundo terrible y estancado. Son distintos aspectos de la niñez pero también del mundo adulto. Felipe, Susanita, Manolito, Miguelito, Libertad y Guille se movían en los propios aspectos del mundo adulto y el choque de personajes fuera de los concernientes a Mafalda, cuya concentración era normalmente el de gobierno, era factor de reflexión y risa. Al observar este aspecto, sin embargo, no se debe pasar por alto la magnífica construcción de personajes realizada por el autor.
     Así, cada niño tenía su propio aspecto de niño-adulto en el cual trabajar. Susanita era un recipiente para tratar los aspectos vanidosos del humano, su característica madurez era su visión de crecer y tener hijos y ser una simple ama de casa —personaje altamente contrastivo con Mafalda y con la cual siempre tenía rencillas.
     Manolito era, de la misma manera, un niño comerciante. Obsesionado con el aspecto pecunario, Manolito hacía de todo para reflejar las faltas y barbaridades cometidas por éstos. A tal punto cumplía su función, que apoyaba los malos productos de su papá y defendía un almacén evidentemente lleno de fallas hasta el final.
     Libertad llegó más tarde al cómic y fue una adición a Mafalda, la recia combatiente por la democracia y la igualdad, pero así como Mafalda se llevaba la vida deprimida y en un estado irónico por los fracasos del idealismo y la permanencia de la democracia, Libertad siempre era idealista, buscando la revolución que le daría el poder al pueblo. Aunque en último nivel, no comprendía al mundo. Libertad se comportaba como el perfecto adulto idealista que no conoce la sociedad y se sorprende al comprender  la disparidad del idealismo y la realidad. Libertad representa a los valores muertos en su versión de niño-adulto. Aunque hacerlo es molesto para ella, si se le estudia así; no la hacemos sino un panfleto.

     Los últimos personajes, Felipe, Miguelito y Guille, son agrupados en un mismo grupo de niños adultos por una razón: son varias caras de una misma moneda. Si Manolito, Susanita y Mafalda muestran los aspectos del niño-adulto escéptico, demasiado humano o crítico, los otros personajes son todo lo contrario. Una extraña mezcla de niño-adulto pues son adultos-niños o mejor dicho, para escapar un nombre tan estúpido, simples niños. Una muestra del niño que existe en todos nosotros  en los aspectos del amor y los deberes así como la madurez, Felipe, la inocencia pura hacia los males del mundo y la envidia y devaneos propios de un menor, Miguelito, así como el niño con deseos de ser grande —pero no el grande de los niños-adultos sino un verdadero afán de descubrir el mundo de los mayores por parte de un niño— pero enfoca todo el mundo con una perspectiva y pureza infantil.
     Falta analizar aquí, al personaje principal, Mafalda. Tan reconocida es que no es necesario describir pero sí destacar su actitud inquisitiva, la cual es lo que la hace chocar constantemente con el mundo adulto llevando a las situaciones por las cuales se le reconoce, no entender  a los adultos. Se mencionó a Libertad como la contraparte efusiva de nuestra protagonista pero no por ello debemos entender el total abandono de la esperanza por parte de Mafalda. Simplemente es cautela, curiosidad e ironía mezcladas. Las herramientas de defensa más conocidos por los escépticos. Todos sabemos, no osbtante, que detrás de todo escéptico existe un creyente fervoroso.
     De esta manera, los niños de Mafalda son un grupo de adultos debatiéndose todavía en un mundo de la infancia. Los malentendidos de estos personajes construidos alrededor de un mundo en donde no los entienden no puede sino ser enternecedor. En un punto de vista personal, donde Charlie Brown mostró a personajes con psicologías llenas de problemas, haciéndolos efectivamente adultos, Quino tomó estereotipos adultos y los formó en niños. Poseen la visión del adulto pero están suficientemente dentro del mundo infantil para no ser engullidos por sus problemas pero si para ser guiados por sus obsesiones.





Calvin & Hobbes

A diferencia de Mafalda, la cantidad de personajes en esta tira es menor. Los protagonistas son dos, Calvin, un niño hiperactivo y con un masivo problema de comportamiento pero con gran imaginación, y Hobbes, un tigre de peluche que salta a la vida en momentos totalmente convenientes.
     La tira de Waterson ha sido inmensamente exitosa. Esto es explicable en primer grado por las innovaciones hechas, normalmente en los formatos de domingo donde las historietas de periódico ocupan más espacio, y la segunda, y más importante, es la revolución del arquetipo del niño-adulto.
     Calvin es todo lo contario a Charlie Brown. Casi nunca es depresivo, ni se deja someter por ningún problema o ley. Es rebelde y mal portado; sobre todo, su imaginación lo lleva en aventuras inimaginables junto con su fiel compañero de peluche. Y también odia a las niñas. Algo intrascendente pero meritorio marcarlo.
     El complemento de Calvin, en personaje y travesuras, es el tigre de peluche animado Hobbes. Lo acompaña en todas sus aventuras, excepto cuando está en la escuela, y lo ayuda a escapar, después de meterlo, en problemas. Cuando llegan a discutir, el tigre siempre sale ganando.  Algo obvio pues es un tigre, y está orgulloso de serlo.
     La contraparte del protagonista viene en la forma de su compañera de escuela Susie, una niña-adulto totalmente formada. Desde pequeña conoce su objetivo y trata la vida con una seriedad digna de un CEO de compañía internacional. Los dos tiene constantes enfrentamientos, aunque el lector bien sabe acabarán casados algún día. Entre los personajes secundarios se encuentran los padres de Calvin, Su niñera, al abusón de la clase y su maestra.

     También son recurrentes las fantasías de Capitán Biff, El club de las niñas son apestosas, Los deslizadores de nieve, los monstruos debajo de la cama y los dinosaurios de Calvin, además de gags continuos sobre muñecos de nieve. Situaciones lo suficientemente repetidas para merecer mención aquí.
     Se debe aclarar los nombres de los filosófos Calvin y Hobbes en los cuales se basaron los protagonistas. Es la primera señal de la construcción del niño-adulto de Waterson. Mas, no se puede hablar de una directa influencia filosófica de estos autores.
     Hasta este punto, la vida de Calvin no parece ser la de un niño-adulto. No posee una visión crítica de las cosas ni parecer ser agobiado por problemas  como Mafalda o Charlie Brown. Ciertamente, no se puede comparar el nivel de reflexión de Mafalda sobre las estructuras sociales contra el deseo de Calvin de comer choco-bolas con triple azúcar.
     Para esto, el autor aprovecha la visión desenfadada de Calvin. Es una jornada de descubrimiento del lector. Son lecciones de vida en movimiento. Las actitudes de Calvin nos enseñan verdades de vida de una manera inusitada. Desde la muerte de un pequeño mapache hasta la destrucción de un hormiguero, Calvin nos hace percibir las alegrías y tempestades de la vida a través de sus ojos. Es un niño-adulto en la visión de su descubrimiento por medio de la experiencia del empirismo.

     Calvin, como nos revelan otros volúmenes de sus historietas, no está solo. Muchas de estas lecciones de vida son aprendidas e incluso reflexionadas desde el punto de vista de Hobbes y su padre. Ellos son su sostén para que nuestro protagonista aprenda más y se desarrolle como niño. Waterson nos realiza la broma final: El niño-adulto construido al final se encuentra dentro de nosotros, Calvin solo ejerce su vida.
     La última tira es un himno a esta construcción de Waterson, un último guiño a la aventura del descubrimiento de la niñez. Una continuación de la melancolía a nuestra realidad.  De un modo totalmente lockiano, Calvin & Hobbes se maravillan ante la blancura dejada por la nevada de un día anterior.  Mencionan excitados la posibilidad de la blancura, de iniciar todo y colorearlo, del descubrimiento de nuevas cosas. Los dos suben a la cima de la montaña…. Y se lanzan, “Vamos a explorar”. Sobra decir que esta tira todavía causa lágrimas y melancolía a los fanáticos del cómic.


     La historia del niño-adulto no termina con estas dos historietas. Ni siquiera tampoco con Charlie Brown. Existen multitud de tiras con el mismo propósito: enseñar a través de los ojos del niño, reformular nuestro universo con una inocencia. Por un lado tenemos al webcómic Count your sheep que muestra lo mismo y en ciertos momentos de Persépolis  tiende a mostrar a la pequeña Marjane como un niño adulto.
     No debemos perder de vísta la tarea principal del niño-adulto. Es una invitación. Nuestras modernas percepciones han enterrado gran parte de los conocimientos dispuestos por el mundo, la ingenuidad y madurez inusitada del arquetipo nos invita a descubrirla de nuevo. Solo tenemos que lanzar a explorarla. Como niños o como adultos.

3 comentarios:

  1. sobre todo para calvin, me parece que es más fuerte como niño-adulto que finalmente no desea ser un adulto nunca. sus reflexiones deslizándose colina abajo nunca despegan de su contexto inmediato: es feliz como niño y la mayoría de sus aventuras son siempre las de un niño -si acaso sus reflexiones o retórica pueden ser las de un adulto o uno de esos niños modernos súper desarrollados.
    además, estoy seguro que el empeño que le ponía Waterson al detalle en los dibujos y la suavidad de su trazo siempre ayudaron muchísimo con su público.
    calvin & hobbes es una de las mejores historietas del mundo :)

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  2. Pregunta: ¿puedo utilizar este escrito para publicarlo en un periodico?

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