29.12.11

Yo leo Condorito en el baño





Yo soy de esas personas que usan el baño para algo más que para cumplir con las necesidades fisiológicas básicas. Lo uso también como el mejor sillón para leer que puede haber en cualquier hogar. Aunque tengo que admitir que lo que leo en el bano no es precisamente literatura, sino mas bien "literatura de baño"; me refiero a todas esas revistas de interés general que pueden ir desde un Muy Interesante hasta un TVNotas. Pero mi lectura favorita para tan íntimo momento es, y lo deben de adivinar debido al tema general del blog, un cómic.

Condorito, un comic chileno que ya va por los más de 800 numeros, es una revista que se edita semanalmente y que resulta ser mi pieza de literatura de baño favorita. Es una revista simple y directa: cada numero incluye varias historias sin conexión que cuentan las aventuras de Condorito, un cóndor chileno, y sus amigos en el ficticio pueblo de Pelotillehue. Condorito, a traves de los anos, se ha convertido en un personaje popular no solo de Chile  sino de toda Lationamérica. Uno puede encontrarse una revista de Condorito en cualquier puesto de periódicos.

Condorito funciona de una manera muy simple: cada historia, desarrollada como una tira cómica a través de una serie de unas cuantas vinetas, presenta una situación comica en la que Condorito se encuentra. Puede ser desde sus aventuras en la legión extranjera o una noche de parranda con sus amigos en el bar El Tufo.

Lo que hace especial a este comic es que cada historia es su propio universo. Todas las historias de Condorito carecen de continuidad- algunos personajes incluso han muerto para reaparecer en la siguiente historia, pero mantienen un estatus quo bastante sencillo. Tomando los elementos mas esenciales de cualquier historia de Disney, Condorito es un ave antropomórfica que tiene una novia y un sobrino de origenes inciertos al más puro estilo del Pato Donald. Ademas de la relacion de Condorito con Yayita- y el evidente desprecio de sus padres por ésta- está también la relación de Condorito con don Chuma, su mejor amigo. Fuera de esas dos relaciones, los roles de los demas personajes del comic varian de historia a historia. Solamente características esenciales se mantienen, Garganta de Lata siempre será un ebrio y Ungenio Gonzalez un perfecto idiota.

Cada historia de Condorito cambia el mundo en el que él vive. Mientras que en una historia Condorito es un millonario que vive en la opulencia, en la siguiente puede ser un prodiosero que ha perdido el amor de Yayita. Es la variedad de las historias una de las razones por las que disfruto tanto la historieta. Pepo, el creador de Condorito, murió hace ya mucho tiempo pero su creación sigue viva de la misma manera que los personajes de Peanuts siguieron con vida aún despues de que Charles Schulz dejó de trabajar con ellos: con un grupo de dibujantes que logró capturar la esencia de los personajes originales y plasmarla en nuevas historias. Es quiza esa diversidad la que permite que las historias de Condorito sean tan distintas y se puedan mantener al corriente de lo que ocurre en el mundo. Ahora en los comics de Condorito los personajes hacen parodias de Harry Potter o de Avatar.

Al final de cuentas, se que siempre podre disfrutar de los comics de Condorito en el bano. Sus historias no seran siempre originales o las mejores, pero por lo menos me mantienen entretenido en ese momento en el que mas lo necesito.

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27.12.11

Chavela Vargas

(nota del editor: Rodrigo escribió esto mientras presentaba inicios de gripe así que tal vez desvaríe)


Me encanta Chavela Vargas. no sólo por su modo de cantar o su presencia sino por su comentarios y su actitud la cual se define en inglés con un Devil-may-cry pero con español es mejor plasmada con me-vale-madres-lo-que-digan. Siempre pensé que mi fanatismo por ella no llegaba muy lejos hasta que me enteré que existía un pequeño cómic sobre ella. Justo en ese momento supe debía ser mío.

     Ahora que lo pienso, nunca he hecho tanto para conseguir un cómic. Caminar varias millas bajo una de las ciudades más ventosas del mundo, esperar mientras la encargada busca durante una hora el cómic, una historieta que a duras penas supera los 10 centímetros de largo, en medio de toda la tienda; tratar con hipsters... Demonios, podría hacer toda una entrada solo de las peripecias sufridas para encontrarlo.

     Claro, al final el cómic no fue lo esperado. Mi mente había construido una imagen donde la poderosa  cantante se fusionaba con mi idealismo hacia ella y convergía en secuencias poderosas cuya fuerza cimbraba al mundo. No, nada de ello. Un cómic autobiográfico como tantos. Fue ahí cuando me dí cuenta, justo después de remojar la magdalena en té, que los recuerdos no son una simple vivencia. El recuerdo se siembre poderosamente en nuestra memoria y se reconstruye y reconfigura de las más diversas maneras. Entonces, ¿cómo podría recuperar o dar nacimiento a ese cómic construido en mi mente a través de esperanzas y lo desconocido? Me dí cuenta: con la palabra, con mi expresión. La vivencia llegaría su forma perfecta con mi narración, con mi palabra.
   
      El recuerdo es más fuerte que la realidad. Recordé a Francisca, a mi madre, a mi abuela, al desgraciado Swann, a la heroica Odette y miles de personajes más transitando sobre mi mente. Mi obra debía comenzar así. Ella y yo estábamos en la pared y dije sí qué diablos sí debo sí darle sí otra sí oportunidad sí le sí respondí sí que sí sí la escribiría sí. Todos me recordarían por la gran obra de un hidalgo que en sus últimos momentos peleó contra salvajes molinos y domó a salvajes secuencias de cómic en la corte del Orlando el furioso.

     La esperaría debajo de ese cerezo en flor, recordando nuestra discreta cita bajo los chirridos de las cicadas, por todo lo que ella es...




22.12.11

Mafalda y Calvin, verdaderos niños en el cómic


A continuación pongo un extracto de un libro que tengo inédito sobre ensayos de cómics  (Nota del editor: con inédito el pobre diablo se refiere a que se lo han rechazado en todos lados)

Mafalda y Calvin, verdaderos niños en el cómic

Es difícil hablar de un personaje nicho como Mafalda. Es el símbolo de la historieta de su país: ha educado a miles de personas desde el inicio de los más de cuarenta años que lleva en circulación e incluso es un icono de la historieta a nivel hispanoamericano. De los personajes conocidos en historieta en el formato de periódico y seminario, Mafalda es de los pocos personajes en surgir en una plática cotidiana junto con otros personajes como Garfield, Calvin & Hobbes y Charlie Brown. Aún más, ha ayudado en campañas de la ONU. No se puede hablar a la ligera de una obra de la que se ha dicho todo y ha aparecido en todos lados. Sin embargo, su influencia no puede pasarse por alto. Es un hito dentro de la historieta y ha sido gran referente de un gran número de autores; además, sus rasgos todavía pueden encontrarse en historietistas de épocas más modernas, sea parodia, homenaje o influencia.
     Paralelamente, existe otro personaje con la misma historia que Mafalda. Si bien su circulación fue más corta y mucho más reciente, es también resonado en el campo mundial del cómic. Con solo diez años de publicaciones ha logrado colarse con las grandes obras americanas como Charlie Brown, Krazy Kat y Gasoline Alley. Solo con un niño problemático y un tigre de peluche, Calvin & Hobbes, obra de la pluma de Bill Waterson, capturó el corazón del mundo. Todavía hoy es impresa por cientos de periódicos alrededor del mundo a pesar de ya no contar sino con repeticiones de las viejas historietas.
      La razón del éxito de estas dos historietas no es una novedad técnica, ni tampoco un uso de argumentos límite en los cuales se explote las sensibilidades de los lectores o un atractivo diseño de personajes, la razón de su éxito es una muy simple. La tradición del niño, la visión madura de un mundo a través de los ojos de un niño de no más de 10 años.
     A partir de Charlie Brown, el eterno niño deprimente, se forja esta idea del niño adulto o niño super-consciente a través del cual el mundo es discutido o alterado. Mafalda y Calvin & Hobbes no hace sino seguir la tradición,  mas, existen diferencias fundamentales en estas dos visiones a las cuales vale la pena rescatar y analizar. Del arquetipo de niño adulto que es Charlie Brown se forman estos dos cómics. Pero así como el arquetipo no es duplicado con exactitud sino maleable a los ojos del autor, los moldes usados para Mafalda y Calvin son diferentes.



Mafalda
Siempre se privilegia a Mafalda como la niña adulta por excelencia en la historieta en español. Sus proclamas por las democracias y los aprietos en los que pone a su padre con sus preguntas la hacen ser  un prototipo de niño deseado por todos.
     Dibujada por Quino durante los años de 1968 a 1973, Mafalda fue una niña peligrosa desde su comienzo. Trataba temas espinosos como la dictadura o las injusticias a nivel mundial. No era bien vista por sus ataques feroces a ciertos aspectos del gobierno argentino y le causó problema a su autor varias veces. La política siempre es rápida para aplastar a sus detractores.
     Tristemente, la verdadera acidez de la historieta ha quedado perdida pues las ediciones de Mafalda llegadas a los países extranjeros no contienen estas tiras donde los ataques eran menos velados y más directos, también el referente se llegaba a perder. Todavía hoy, las versiones impresas de Mafalda no contienen las tiras ácidas de las que hablamos; por ende, la versión de niña-adulta conocida de Mafalda es ahora una fiera serena; su crítica ya no es la misma. Si se desea, se pueden conseguir las tiras no impresas de Mafalda en un libro dedicado específicamente a ello. Contiene también un contexto histórico para posicionarnos pero el personaje conocido por todos es una Mafalda todavía guerrillera y activista aunque se perdió algo de carácter dentro de ella. Aunque de este modo, la tira pudo volverse universal; al no estar restringida por el tiempo ni la ubicación ni otros aspectos del contexto.

     Este ablandamiento del personaje la llevó a ser comparado con  Charlie Brown, cosa pausible pues los dos vienen de la tradición del niño adulto— si bien Schultz es el referente en cuanto el niño adulto, no es el primero en usar este tipo de personajes.
     En un aspecto donde se puede encontrar un verdadero paralelismo, no obstante entre los dos niños adultos, tiene que ser por supuesto en la existencia no solo de  los protagonistas sino todo un reparto de compañeros y familia. Entre todos estos personajes siempre destacan los niños. Siempre se destaca a los protagonistas sobre los demás pero sus compañeros también presentan un valor a la historieta. En el caso de Mafalda, le dan vida.
      Quino pareció elegir a un niño para cada aspecto de un mundo terrible y estancado. Son distintos aspectos de la niñez pero también del mundo adulto. Felipe, Susanita, Manolito, Miguelito, Libertad y Guille se movían en los propios aspectos del mundo adulto y el choque de personajes fuera de los concernientes a Mafalda, cuya concentración era normalmente el de gobierno, era factor de reflexión y risa. Al observar este aspecto, sin embargo, no se debe pasar por alto la magnífica construcción de personajes realizada por el autor.
     Así, cada niño tenía su propio aspecto de niño-adulto en el cual trabajar. Susanita era un recipiente para tratar los aspectos vanidosos del humano, su característica madurez era su visión de crecer y tener hijos y ser una simple ama de casa —personaje altamente contrastivo con Mafalda y con la cual siempre tenía rencillas.
     Manolito era, de la misma manera, un niño comerciante. Obsesionado con el aspecto pecunario, Manolito hacía de todo para reflejar las faltas y barbaridades cometidas por éstos. A tal punto cumplía su función, que apoyaba los malos productos de su papá y defendía un almacén evidentemente lleno de fallas hasta el final.
     Libertad llegó más tarde al cómic y fue una adición a Mafalda, la recia combatiente por la democracia y la igualdad, pero así como Mafalda se llevaba la vida deprimida y en un estado irónico por los fracasos del idealismo y la permanencia de la democracia, Libertad siempre era idealista, buscando la revolución que le daría el poder al pueblo. Aunque en último nivel, no comprendía al mundo. Libertad se comportaba como el perfecto adulto idealista que no conoce la sociedad y se sorprende al comprender  la disparidad del idealismo y la realidad. Libertad representa a los valores muertos en su versión de niño-adulto. Aunque hacerlo es molesto para ella, si se le estudia así; no la hacemos sino un panfleto.

     Los últimos personajes, Felipe, Miguelito y Guille, son agrupados en un mismo grupo de niños adultos por una razón: son varias caras de una misma moneda. Si Manolito, Susanita y Mafalda muestran los aspectos del niño-adulto escéptico, demasiado humano o crítico, los otros personajes son todo lo contrario. Una extraña mezcla de niño-adulto pues son adultos-niños o mejor dicho, para escapar un nombre tan estúpido, simples niños. Una muestra del niño que existe en todos nosotros  en los aspectos del amor y los deberes así como la madurez, Felipe, la inocencia pura hacia los males del mundo y la envidia y devaneos propios de un menor, Miguelito, así como el niño con deseos de ser grande —pero no el grande de los niños-adultos sino un verdadero afán de descubrir el mundo de los mayores por parte de un niño— pero enfoca todo el mundo con una perspectiva y pureza infantil.
     Falta analizar aquí, al personaje principal, Mafalda. Tan reconocida es que no es necesario describir pero sí destacar su actitud inquisitiva, la cual es lo que la hace chocar constantemente con el mundo adulto llevando a las situaciones por las cuales se le reconoce, no entender  a los adultos. Se mencionó a Libertad como la contraparte efusiva de nuestra protagonista pero no por ello debemos entender el total abandono de la esperanza por parte de Mafalda. Simplemente es cautela, curiosidad e ironía mezcladas. Las herramientas de defensa más conocidos por los escépticos. Todos sabemos, no osbtante, que detrás de todo escéptico existe un creyente fervoroso.
     De esta manera, los niños de Mafalda son un grupo de adultos debatiéndose todavía en un mundo de la infancia. Los malentendidos de estos personajes construidos alrededor de un mundo en donde no los entienden no puede sino ser enternecedor. En un punto de vista personal, donde Charlie Brown mostró a personajes con psicologías llenas de problemas, haciéndolos efectivamente adultos, Quino tomó estereotipos adultos y los formó en niños. Poseen la visión del adulto pero están suficientemente dentro del mundo infantil para no ser engullidos por sus problemas pero si para ser guiados por sus obsesiones.





Calvin & Hobbes

A diferencia de Mafalda, la cantidad de personajes en esta tira es menor. Los protagonistas son dos, Calvin, un niño hiperactivo y con un masivo problema de comportamiento pero con gran imaginación, y Hobbes, un tigre de peluche que salta a la vida en momentos totalmente convenientes.
     La tira de Waterson ha sido inmensamente exitosa. Esto es explicable en primer grado por las innovaciones hechas, normalmente en los formatos de domingo donde las historietas de periódico ocupan más espacio, y la segunda, y más importante, es la revolución del arquetipo del niño-adulto.
     Calvin es todo lo contario a Charlie Brown. Casi nunca es depresivo, ni se deja someter por ningún problema o ley. Es rebelde y mal portado; sobre todo, su imaginación lo lleva en aventuras inimaginables junto con su fiel compañero de peluche. Y también odia a las niñas. Algo intrascendente pero meritorio marcarlo.
     El complemento de Calvin, en personaje y travesuras, es el tigre de peluche animado Hobbes. Lo acompaña en todas sus aventuras, excepto cuando está en la escuela, y lo ayuda a escapar, después de meterlo, en problemas. Cuando llegan a discutir, el tigre siempre sale ganando.  Algo obvio pues es un tigre, y está orgulloso de serlo.
     La contraparte del protagonista viene en la forma de su compañera de escuela Susie, una niña-adulto totalmente formada. Desde pequeña conoce su objetivo y trata la vida con una seriedad digna de un CEO de compañía internacional. Los dos tiene constantes enfrentamientos, aunque el lector bien sabe acabarán casados algún día. Entre los personajes secundarios se encuentran los padres de Calvin, Su niñera, al abusón de la clase y su maestra.

     También son recurrentes las fantasías de Capitán Biff, El club de las niñas son apestosas, Los deslizadores de nieve, los monstruos debajo de la cama y los dinosaurios de Calvin, además de gags continuos sobre muñecos de nieve. Situaciones lo suficientemente repetidas para merecer mención aquí.
     Se debe aclarar los nombres de los filosófos Calvin y Hobbes en los cuales se basaron los protagonistas. Es la primera señal de la construcción del niño-adulto de Waterson. Mas, no se puede hablar de una directa influencia filosófica de estos autores.
     Hasta este punto, la vida de Calvin no parece ser la de un niño-adulto. No posee una visión crítica de las cosas ni parecer ser agobiado por problemas  como Mafalda o Charlie Brown. Ciertamente, no se puede comparar el nivel de reflexión de Mafalda sobre las estructuras sociales contra el deseo de Calvin de comer choco-bolas con triple azúcar.
     Para esto, el autor aprovecha la visión desenfadada de Calvin. Es una jornada de descubrimiento del lector. Son lecciones de vida en movimiento. Las actitudes de Calvin nos enseñan verdades de vida de una manera inusitada. Desde la muerte de un pequeño mapache hasta la destrucción de un hormiguero, Calvin nos hace percibir las alegrías y tempestades de la vida a través de sus ojos. Es un niño-adulto en la visión de su descubrimiento por medio de la experiencia del empirismo.

     Calvin, como nos revelan otros volúmenes de sus historietas, no está solo. Muchas de estas lecciones de vida son aprendidas e incluso reflexionadas desde el punto de vista de Hobbes y su padre. Ellos son su sostén para que nuestro protagonista aprenda más y se desarrolle como niño. Waterson nos realiza la broma final: El niño-adulto construido al final se encuentra dentro de nosotros, Calvin solo ejerce su vida.
     La última tira es un himno a esta construcción de Waterson, un último guiño a la aventura del descubrimiento de la niñez. Una continuación de la melancolía a nuestra realidad.  De un modo totalmente lockiano, Calvin & Hobbes se maravillan ante la blancura dejada por la nevada de un día anterior.  Mencionan excitados la posibilidad de la blancura, de iniciar todo y colorearlo, del descubrimiento de nuevas cosas. Los dos suben a la cima de la montaña…. Y se lanzan, “Vamos a explorar”. Sobra decir que esta tira todavía causa lágrimas y melancolía a los fanáticos del cómic.


     La historia del niño-adulto no termina con estas dos historietas. Ni siquiera tampoco con Charlie Brown. Existen multitud de tiras con el mismo propósito: enseñar a través de los ojos del niño, reformular nuestro universo con una inocencia. Por un lado tenemos al webcómic Count your sheep que muestra lo mismo y en ciertos momentos de Persépolis  tiende a mostrar a la pequeña Marjane como un niño adulto.
     No debemos perder de vísta la tarea principal del niño-adulto. Es una invitación. Nuestras modernas percepciones han enterrado gran parte de los conocimientos dispuestos por el mundo, la ingenuidad y madurez inusitada del arquetipo nos invita a descubrirla de nuevo. Solo tenemos que lanzar a explorarla. Como niños o como adultos.

20.12.11

Joe Simon, 1913 - 2011






Hace algunos días murió Joe Simon a la asombrosa edad de 98 años. Él y Jack Kirby crearon juntos al Capitán America, una loca tarde de 1941, cuando Estados Unidos efervecía de patriotismo necesario en una guerra que aun dudaban ganar rápidamente. Aparte del sueldo a destajo que Timely Comics (el antecesor de Marvel) les pagó en aquel entonces, no volvieron a ver un sólo centavo de aquel redituable personaje, ni siquiera reconocimiento, pues su nombre no aparecía nunca en las historietas subsecuentes. Una historia que muchos comparten y que nos habla de la manera deshonesta en que se forjó la época dorada de los cómics norteamericanos. Bastantes años de la vejez de Simon se fueron en disputas legales interminables con Marvel cómics, hasta que en 2003, cuando contaba con 91 años, lograron llegar a un acuerdo. Kirby había muerto en 1994.

Pero Kirby y Simon hicieron mucho más, una labor inmensa y subterránea que atraviesa toda la mitología de las dos principales compañias de historietas del mercado. Tuvieron una gran producción de equipos patrióticos de adolescentes, que por aquel entonces estaban en boga. La Newsboy Legion y los Boy Commandos golpeaban molleras nazis y japonesas a lo largo de toda Europa y el Pacifico, mientras los dos genios escribían y dibujaban más de lo que podían controlar. Cientos de personajes salieron de sus manos y cientos cayeron al olvido hasta los años noventa, cuando la linea de Superman, a cargo entonces del no menos genial John Byrne decidió sacar algunos del olvido, impulso que atravesó la muerte del superheróe y no terminó sino hasta entrada la década del 2000, cuando el gusto por un kitsch menos antiguo y más de la época de plata se apropia de toda la linea editorial.

A esta mancuerna le debemos muchas más cosas que Sandman y Manhunter, fueron los pioneros en la historieta romance y la de terror, aquello que terminaría en el fenómeno E.C. Comics y los Tales from the crypt. Simon, a su vez, fundó Sick, una revista satírica donde muchos de los contribuyentes legendarios de MAD se foguearon y dieron sus primeros pasos. Fueron competencia durante diez años, hasta que el mercado aplastó a Sick, y entonces fue cuando los restantes se pasaron. En los 70 llegaron a inyectarle nueva vida a una eternamente moribunda Harvey Comics (si, la de Gasparín) y en 1976, Simon, junto a otro grande de la época de plata, Jerry Grandennetti, inventaron a los estrafalarios Outsiders. En 1999 entró al Will Eisner Comic Book Hall of Fame .

En 2007, cuando le anunciaron la muerte de Steve Rogers dijo: es un pésimo momento para que se vaya, ahora es cuando más lo necesitábamos. Kirby y Simon sabían que el Capitan America no representaba el expansionismo norteamericano, sino lo que mejor había en la gente de Estados Unidos. En los años ochenta recuerdo a un descastado Steve Rogers perseguido por el comité de asuntos superhumanos combatiendo contra un Ronald Reagan convertido en serpiente, negándose a trabajar para un gobierno sin ética alguna que bien podía comprar droga en Colombia para armar a Irán y a los contras nicaragüenses, como darse baños de pureza frente a sus enemigos soviéticos. Estoy seguro que Simon lo aprobaba.

Simon nunca fue tan reconocido como Kirby, pero juntos eran lo mejor que una época pudo dar. Sus personajes comenzaban siempre debiluchos o a veces no eran más que niños, pero un fuerte sentido de la responsabilidad los acuciaba sin descanso. A veces no tenían idea de lo que hacían, pero sabían que era lo mejor El pathos de Spider Man no era ninguna novedad para 1962, excepto porque tenía que pagar sus estudios. Si alguna vez abriste un comic de horror, de amor o de superheroes en los últimos cuarenta años, Simon y Kirby están ahí, de alguna manera. Ya sea porque inventaron el 30% de los personajes que actualmente se disparan como idiotas rayos por la boca o porque influyeron directa o indirectamente en sus creadores. Crearon el romance, el horror, la vulnerabilidad, la venganza y el honor. Sabemos que de eso se trata la vida.

15.12.11

The someday funnies

Es indiscutible la importancia de la década de los 60 en el siglo pasado. Lo político, lo cultural, lo artístico y lo represivo alcanzaron puntos que cimbrarían el resto del siglo y todavía se siente hasta el día de hoy. Fuera el Flower Power, el LSD, lo álgido de la guerra fría o las protestas estudiantiles, la década no pasó desapercibida por casi nadie. La revista Rolling Stone junto con Michael Choquette no dejaron pasar la oportunidad y se lanzaron a intentar plasmar la década de los 60 en diferentes cómics por los más variados artistas. Fue así como nació la idea de The someday Funnies.


La impresión de The someday funnies tiene algo de carácter legendario pues en una vieja edición de The comics journal ya se había relatado cómo el proyecto editorial no había llegado a buen fin; se quedó en el aire y sin ninguna fuerza editorial detrás. Por ello, la idea de Michael Choquette, que poseía artistas como Jack Kirby, Sergio Aragonés, Milo Manara y otros, quedó sepultada por un largo tiempo. Sin embargo, gracias al artículo antes citado, la idea volvió a interesar a diversos editores y la obra por fin pudo ver la luz este año (cabe resaltar lo inusitado que aquí reseñemos algo reciente pero finalmente nos alcanzó para comprar algo nuevo).

     La importancia que ganará este volumen a futuro es indudable. Es extraordinario a varios niveles: la reunión de talentos ya conocidos en los 60 con las personalidades del futuro que apenas eran conocidas en ese entonces, Art Spiegelman viene a la mente; encontrar gente que nos parece tan lejana al cómic contribuyendo, Frank Zappa; saber que existía desde mucho tiempo antes un germen de cómic serio en distintas partes del mundo; la narración de Choquette de cómo recorrió el mundo, narrado por viñetas y de modo escrito, de punta a punta buscando darle vida, continuar y finalizar su proyecto. Desde un punto de vista muy personal puedo vaticinar la aparición de este libro en todas las historias hechas a partir de ahora del cómic, será vital para entender muchas cosas de la escena actual de los cómics.

     Imposible es poder referir y explicar cada una de las historietas, son más de 100, pero todas comparten la misma similitud en tamaño: formato periódico (sí, es un libro gigantesco). Cada una busca narrar una visión distinta de toda una decada o incluso buscan narrar su propia historia, libres de las sujeciones de las grandes casas editoriales para las cuales trabajaban. Van desde lo ecléctico hasta lo iconoclasta, de lo seguro hasta lo arriesgado y desde el cartón hasta la multisecuencia. La pregunta, claro, es si el objetivo fue logrado, si se logró plasma la década de los 60 en este libro. Una pregunta muy estricta, algo estúpida; se debe valorar aquí los ejemplares que tenemos y no asfixiarnos en ver si logró o no cumplir la visión editorial la cual se propusó en un principio. El hilado de historias semi-conectadas será suficiente para valorar la creación y adquisición de este  libro.
     Debo referir la que fue uno de mis cómics preferidos, a pesar de todo, es la de Sergio Aragonés. Autor de Mad y mexicano de corazón,  Aragonés retrató la más agria realidad de los 60 para méxico. La masacre de estudiantes y su inmediato olvido para celebrar una vacías olimpiadas inauguradas por, perdón el lenguaje, un puto chango asesino que merece todo el odio de nuestra civilización. Dejo aquí el cómic pero creo es imposible apreciarlo en toda su magnitud (la lectura resulta muy difícil).

   Para finalizar, como se hará costumbre, dejo el link donde puede comprarlo y, en el mismo link, una lista de artistas que participan en el libro (Incluyendo a Harvey Kurtzman, Art Spiegelman, Jack Kirby, Milo Manara,Frank Zappa, Tom Wolfe y muchos más) :

13.12.11

Kingdom Come: Orden y ruptura

Tratar sobre Orden requiere establecer una definición del concepto. Para Santo Tomás, es “cierta relación reciproca de las partes”;[1] San Agustín lo concibe como “una perfección. Desde el punto de vista metafísico, el orden es la subordinación de lo inferior a lo superior, de lo creado al Creador. Si no hubiera tal subordinación, no habría orden, sino desorden”.[2] Asimismo, que el mundo esté ordenado significa, para Gottfried Leibniz, que está ontológicamente jerarquizado: “hay orden porque hay un principio de ordenación según el cual cada cosa está en su lugar”.[3]

Para Sigmund Freud, el orden es “una especie de impulso de repetición que establece de una vez para todas cuándo, dónde y cómo debe efectuarse determinado acto, de modo que en toda situación correspondiente nos ahorraremos las dudas e indecisiones. El orden, cuyo beneficio es innegable, permite al hombre el máximo aprovechamiento de espacio y tiempo”.[4]



Existen diversos tipos de orden: religioso, económico, militar. Todos, pertenecen a un determinado sistema social.[5] Éste consiste, según Talcott Parsons, en:

Una pluralidad de actores individuales que interactúan entre sí en una situación que tienen, al menos, un aspecto físico o de medio ambiente, actores motivados por una tendencia a obtener un óptimo de gratificación y cuyas relaciones con sus situaciones -incluyendo a los demás actores- están mediadas y definidas por un sistema de símbolos culturalmente estructurados y compartidos.[6]

Ahora bien, Parsons utiliza, como unidad básica del sistema social, el concepto rol-estatus. El estatus, refiere a una posición en el sistema estructural y el rol,[7] a lo que hace el actor en esa posición. Por tanto, se considera al actor como un conjunto de estatus y roles. No hay roles sin los correspondientes estatus, y viceversa.

Los roles, se organizan cuando están garantizados por la autoridad. De esta forma, la configuración de rol está garantizada por un jefe que ejerce autoridad sobre los miembros, entonces, a esta configuración se le puede llamar institución.[8] Según lo anterior, el rol es la unidad que configura las instituciones y, simultáneamente, la institución es la unidad que construye la concepción de estructura social. En este sentido, la sociedad es el conjunto de individuos que comparten fines, conductas y cultura, y que se relacionan interactuando entre sí, cooperativamente, para formar un grupo o una comunidad. De esta manera, toda persona individual dentro de una comunidad o sociedad dada: “refleja en su estructura organizada toda la pauta de relaciones de la conducta social organizada que dicha comunidad o sociedad exhibe o pone en práctica, y su estructura psíquica está constituida por el molde impuesto de la estructura social”.[9]

Al hablar de sociedad,[10] debemos tener en cuenta que ésta no existe al margen de los individuos concretos, ni tampoco se puede hacer del individuo un absoluto ignorando que es, por esencia, un ser social. La moral, como forma de comportamiento humano, tiene también un carácter social, ya que es propio de un ser que, incluso al comportarse individualmente, lo hace como un ser social.

La moral tiene la función de regular las relaciones entre los individuos, o entre éstos y la comunidad para contribuir a mantener y asegurar determinado orden social. Pero, estas relaciones se hallan socialmente condicionadas, justamente porque el individuo es un ser social o nudo de relaciones sociales: “El individuo se comporta moralmente en el marco de unas condiciones y relaciones sociales dadas que él no ha escogido, y dentro también de un sistema de principios, valores y normas morales que no han inventado, sino que le es dado socialmente, y conforme al cual regula sus relaciones con los demás, o con la comunidad entera”.[11] “su necesidad y la función social correspondiente explican que ninguna de las sociedades humanas conocidas, hasta ahora, desde las más primitivas, haya podido prescindir de esta forma de conducta humana”.[12]

En El malestar en la cultura, Freud menciona que existen, en primer lugar, impulsos biológicos del hombre[13] que buscan una plena expresión. Hay, después, el orden social que consiste en un aparato para manejar y reducir los impulsos, para la canalización social de las tensiones y para la renuncia a las satisfacciones instintivas.[14] Precisamente, son los impulsos biológicamente enraizados que, de vez en cuando, rompen el control social y se abren paso a través de éste. Sin embargo, los impulsos de un solo individuo no afectan al orden social; no así, cuando éstos se canalizan en varios individuos que pueden iniciar una revolución a partir del impulso biológico y la coacción social. Y, de esta forma, poner en peligro la estructura social o política de un estado.

Ya hemos presentado la construcción del orden social, sin embargo, es necesario saber que en todo orden siempre habrá un sujeto que puede, por un lado, transgredir[15] las normas establecidas en la sociedad y en consecuencia recibir un castigo.[16] Y, por el otro, buscar un canal de fuga. Éste último, es un espacio que no está reglamentado social ni jurídicamente, pero, es usado frecuentemente por los individuos para evadir el orden social sin afectarlo.

En los cómics de superhéroes es normal que el orden se vea transgredido por algún villano cuando infringe una pauta del sistema social establecido. Por su parte, el héroe acude a la reparación de la transgresión por medio de un castigo. Se puede decir que es una constante a través de la cual se desdobla permanentemente el argumento de este tipo de cómics. Sin embargo, en Kingdom Come, la transgresión del orden se lleva acabo cuando un superhéroe, a quien le toca aplicar parte de la justicia, quebranta las reglas morales en las que se sustenta el sistema social.

Después de que Jocker asesinara a la plantilla de trabajo del diario “El planeta”, las normas de la sociedad exigirían la aprensión del asesino para posteriormente juzgarlo de acuerdo con ley que la rige. No obstante, Magog, un metahumano, con calidad de superhéroe, viola el procedimiento y asesina al infractor tomando justicia por propia mano. Este acto, por supuesto, sería castigado por la institución de justicia, pues el acto individual exhibido a las masas representaría una amenaza al orden. A pesar de la falta cometida, Magog, es absuelto, no sólo por el juez, sino por toda la ciudadanía. Esto se debe al incumplimiento del pacto social por parte de las instituciones hacia el ciudadano: no garantizar el estado de derecho. Magog termina siendo la proyección de la sociedad: la impotencia ante un sistema ineficaz que no cumple con su rol –garantizar la seguridad de los ciudadanos–, por ello el acto es aprobado. Con ese hecho, Superman, representante de la institución de justicia, se ve relegado y obsoleto ante una ruptura y cambio de orden. De esta forma, la sociedad anula a una institución, ya no arcaica, sino incompetente para salvaguardar la seguridad de su núcleo: el ser humano.

Superman, frustrado con el mundo exterior, revela la necesidad de huir de la realidad cuando ésta se torna agresora mediante un aislamiento voluntario. La liga de la justicia, al ver a su líder derrotado sigue sus pasos y se disuelve. Algunos otros, como Batman, mantendrán bajo su resguardo a sus ciudades. Sin embargo, la ruptura del orden acarrea un nuevo sistema de justicia que se identifica principalmente por ser una institución amoral, sin misericordia y que golpea antes de preguntar. La vida, como era entendida para la antigua institución de justicia, desaparece para dar paso al nuevo sistema no impuesto por la sociedad, sino un solo grupo de ésta: los metahumanos. Los métodos empleados por esta nueva institución conllevan a la anarquía. El canal de fuga que alguna vez representó Magog se convierte, con en el apoyo de la sociedad, en brecha para desaparecer a la cultura y su civilización.

Una generación después, y por súplicas de la Mujer Maravilla, Superman, junto a la liga de la justicia, regresa para restaurar el orden. Mas recuperar tal estado significa iniciar una serie de castigos a un número cuantioso de infractores que representa la guerra entre superhéroes con ideales distintos. No hay que olvidar que el regreso de Superman viene precedido por un autoexilio, si bien es voluntario, también es porque se deja manipular por las masas que apoyaron la ruptura: “Nosotros regresamos para enseñarles el significado de Verdad y Justicia. Juntos guiaremos a los nuevos a la sabiduría… a la fuerza si es necesario y restauraremos el orden”. A través de las palabras de Superman se puede ver la arrogancia que siempre lo ha caracterizado y con ella también el desencadenamiento de distintos grupos: el de Magog, el de Batman, el de Lex Luthor y el de la onu. El primero intenta mantener su hegemonía; el segundo, intenta regresar el orden de manera pacífica y gradualmente; el tercero, busca regresar el orden para beneficio personal y, el cuarto, busca recuperar el orden y un mundo que les pertenece.

Previsiblemente el grupo de Superman es más fuerte. Toma como prisioneros a los metaumanos que no quieren integrarse a sus líneas para rehabilitarlos en el Gulag. Batman, por su parte se alía a Lex Luthor para enfrenta a la Liga de la Justicia y la onu analiza la destrucción del Gulag con bombas atómicas. Si bien es cierto que la Liga de la Justicia no encuentra adversario, Lex Luthor manipula al Capitan Marvel para que sea la parte que equilibre la desigualdad entre facciones para su causa. Con el paso del tiempo, el Gulag se llena a su máxima capacidad y tras un amotinamiento –que desemboca en la muerte de , el Capitan Marvel ayuda a escapar a los metahumanos. La guerra entre prisioneros y la Liga de la Justicia comienza. Batman y su grupo llegan al enfrentamiento para evitar más muertes. La onu aprueba utilizar bombas atómicas para desaparecer a la amenaza humana: los superhéroes. Batman y Maravilla controlan dos de las tres bombas, sin embargo, la tercera cae. Dándose cuenta de la realidad y fatalidad inminente, el Capitán Marvel y Superman detienen su batalla y tras tomar el lugar de Superman, Marvel detiene la bomba. No obstante, por la radiación, muere la mayor parte de metahumanos. Superman gobernado por la ira vuela al edificio de la onu y pretende derribarlo con sus integrantes dentro. Mas se observa como espejo de Magog y comprende que también su llegada a la tierra originó una ruptura al Orden imperante: los humanos son los habitantes de la tierra e integrantes de la sociedad, son quienes deciden su futuro.

El propósito era que a través del estudio del Orden social se lograra discernir que la sociedad está regida por un orden represivo y abrumador; donde al individuo no le es permitido inventar principios, normas o valores ni modificarlos de acuerdo a sus exigencias personales.

La persona al nacer está sujeta a determinadas reglas establecidas y aceptadas por la sociedad. Cuando crece, es capaz de decidir si mantiene su conducta al margen de lo normativo o busca satisfacer sus impulsos biológicos. También, como lo mencionábamos anteriormente, puede utilizar un canal de fuga para transgredir el orden sin afectarlo.

De esta manera, el orden social es castrante pero necesario porque reduce los impulsos, las satisfacciones instintivas del hombre. De no ser así, la sociedad viviría una época de crisis; sus componentes, al caer anarquía, tarde o temprano terminaran coinvirtiéndose en desalmados. Con esto, podemos decir que los individuos, al sujetar su conducta fuera de las normas establecidas en una comunidad, se convierten en infractores del orden social. Sirvan de ejemplo, tanto los sujetos que transgreden las normas sociales y usan la doble moral para ocultar sus actos; como los que a través de la fiesta rompen con la estructura social; o un adolescente que, al estar sexualmente reprimido, viola los principios morales para satisfacer sus instintos sexuales.

Quedan pendientes en este trabajo muchos temas, con las opiniones podemos extenderlo.



[1] José Ferrater Mora, Diccionario de filosofía (Barcelona: Ariel filosofía, 2004), tomo iii (k-p), p. 2646.

[2] Loc. cit.

[3] Ibid., p. 2647.

[4] Sigmund Freud, “El malestar en la cultura” en El malestar en la cultura (España: Alianza, 2006), p. 38.

[5] El concepto de sistema social es equivalente al de estructura social. Éste último, lo define Francisco Sánchez López como “el conjunto articulado de elementos reales que son coextensivos con la sociedad en cuanto todo, radicales desde el punto de vista analítico, relativamente estables, la diferencian objetivamente, se imponen a los grupos, condicionando su comportamiento, y son finalmente interfuncionales. Ahora bien, los elementos reales que, según él, integran la estructura social son: el cuadro temporo-espacial, los cuadros básicos ocupacionales-industriales, los económicos, político-administrativos, los cuadros jerárquico-políticos de diferenciación social y los cuadros básicos de la vida religiosa”. Francisco Sánchez Vásquez citado por Raúl Béjar Navarro, “¿Existe una manera peculiar de ser del mexicano?” en El mexicano, aspectos culturales y psicosociales (México: unam, 1979), p. 36.

[6] Talcott Parsons, El sistema social (Madrid: Alianza, 2002), p. 19.

[7] “Un rol es un sector del sistema de orientación total de un actor individual que se organiza sobre las expectativas en relación con un contexto de integración particular, el cual está integrado con una serie particular de criterios de valor que dirigen la integración con un alter (sistema de expectativas relativo a otro dado) o más en los roles complementarios adecuados”. Parsons, El sistema social, p. 48.

[8] “Una institución es un complejo de integraciones de rol institucionalizadas que tiene significación estructural en el sistema social en cuestión. Hay que considerar que la institución es una unidad de la estructura social de orden más alto que el rol, y ciertamente se constituye por una pluralidad de pautas de rol interdependientes o componentes de ellas. [...] La institución tiene, pues, que ser distinguida claramente de una colectividad. Una colectividad es un sistema de roles específicos concretamente interactivos. Una institución, por otra parte, es un complejo de elementos pautados como expectativas de rol que puede aplicarse a un número indefinido de colectividades”. Ibid., pp. 48-49.

[9] Béjar Navarro, “¿Existe una manera peculiar de ser del mexicano?” en El mexicano, aspectos culturales y psicosociales, p. 35.

[10] “La sociedad se finge una totalidad que vive por sí y para sí. Pero si la sociedad se concibe como unidad indivisible, en su interior está escindida por un dualismo que acaso tiene su origen en el momento en que el hombre se desprende del mundo animal y, al servirse de sus manos, se inventa a sí mismo e inventa conciencia y moral. La sociedad es un organismo que padece la extraña necesidad de justificar sus fines y apetitos. A veces los fines de la sociedad, enmascarados por los preceptos de la moral dominante, coinciden con los deseos y necesidades de los hombres que la componen. Otras, contradicen las aspiraciones de fragmentos o clases importantes. Y no es raro que nieguen los instintos más profundos del hombre. Cuando esto último ocurre, la sociedad vive una época de crisis: estalla o se estanca. Sus componentes dejan de ser hombres y se convierten en simples instrumentos desalmados”. Octavio Paz, “Apéndice: la dialéctica de la soledad” en El laberinto de la soledad (Madrid: Cátedra, 2007), p. 348. También, véase Felipe López Rosado, “La sociedad” y “El origen de la sociedad” en Introducción a la sociología (México: Porrúa, 1971), pp. 45-60.

[11] Ibid., p. 61.

[12] Ibid., p. 60.

[13] “Los estímulos instintivos no proceden del mundo exterior, sino del interior del organismo. Por esta razón actúan diferentemente sobre lo anímico y exigen, para su supresión, distintos actos”. Freud, “Los instintos y sus destinos” en El malestar en la cultura, p. 144

[14] “La satisfacción de los instintos, precisamente porque implica felicidad, se convierte en causa de intenso sufrimiento cuando el mundo exterior nos priva de ella. Negándonos la satisfacción de nuestras necesidades. Por consiguiente, cabe esperar que al influir sobre estos impulsos instintivos evitaremos buena parte del sufrimiento. Pero esta forma de evitar el dolor ya no actúa sobre el aparato sensitivo, sino que trata de dominar las mismas fuentes internas de nuestras necesidades, consiguiéndolo en grado extremo al aniquilar los instintos, como lo enseña la sabiduría oriental y lo realiza la práctica del yoga. Desde luego, lograrlo significa al mismo tiempo abandonar toda actividad (sacrificar la vida), para volver a ganar, aunque por distinto camino, únicamente la felicidad del reposo absoluto”. Freud, “El malestar en la cultura” en El malestar en la cultura, pp. 23-24.

[15] La Real Academia Española de la Lengua define transgredir como: violar, quebrantar una ley o norma.

[16] Dícese de la pena impuesta al que ha cometido un delito o falta.